A más de cuatro años de aparecer en forma anónima, plena de falsedades de todo tipo, la denuncia que entonces involucró al sindicalista Osvaldo Barreñada como supuesto participante de un delito (inexistente) contra el Estado, sigue durmiendo en algún cajón del despacho de la fiscal María Alejandra Mángano. La fiscal, quien nunca tuvo argumento alguno para acusar al gremialista –al punto que no lo llamó, siquiera, a indagatoria- sigue esperando no se sabe qué para desestimar la causa. Mientras, Barreñada acaba de presentar un nuevo pedido de sobreseimiento definitivo.